Imagina un día en el que las casas se llenan de flores color naranja intenso, el aroma del copal se mezcla con el pan recién horneado, las velas iluminan con suavidad la penumbra y las fotografías antiguas de los abuelos parecen sonreírnos desde la mesa del comedor. Ese día no es cualquier día: es el Día de los Muertos, una de las celebraciones más profundas, emotivas y coloridas para los mexicanos. Aquí la vida y la muerte se entrelazan en un abrazo que no conoce fronteras, donde los vivos esperan con gozo el regreso simbólico de quienes partieron.
Más que una fiesta, es un ritual que recuerda que la memoria es el mejor alimento contra el olvido. Y aunque muchos países observan con temor el paso de la muerte, en México se transforma en música, en calaveritas de azúcar, en papel picado y en altares que cuentan historias familiares. Hoy vamos a recorrer juntos el origen, el significado y la trascendencia de esta tradición milenaria, considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Prepárate, porque detrás de cada vela encendida y de cada flor de cempalsúchitl hay siglos de historia, resistencia y amor.
Día de los Muertos, una celebración a la memoria
El Día de los Muertos es mucho más que una fecha en el calendario: es la síntesis de un pueblo que aprendió a convivir con la muerte sin miedo, convirtiéndola en aliada de la vida. Cada 1 y 2 de noviembre, México se viste de cempalsúchitl y se detiene para rendir tributo a los que ya no están, recordando que los vínculos familiares y comunitarios trascienden el tiempo.
Esta celebración representa un puente entre lo prehispánico y lo colonial, entre lo indígena y lo católico, entre lo solemne y lo festivo. En esencia, privilegia el recuerdo sobre el olvido: la memoria de los ancestros, de los abuelos, de los amigos que partieron y hasta de las mascotas queridas.
¿Cuál es el origen del Día de los Muertos?
En las culturas originarias de México, la relación con la muerte siempre estuvo cargada de simbolismo. Para los mexicas, por ejemplo, el destino de los muertos no dependía de la bondad o maldad en vida, sino de la forma en la que se había muerto. Quienes morían en batalla, en parto o en sacrificio ritual, tenían un lugar especial en el más allá.
Otros pueblos, como los mayas, purépechas o totonacas, creían que la muerte era un tránsito hacia otro plano donde el difunto necesitaba alimentos, agua y objetos para continuar su camino. De ahí la costumbre de colocar ofrendas.
Los ciclos agrícolas también influían: tras la cosecha, se agradecía a los dioses y se honraba a los muertos. Era una forma de reconocer que todo lo que crece y florece también debe regresar a la tierra.
El sincretismo colonial
Con la llegada de los españoles, estas festividades indígenas se fusionaron con las fechas cristianas de Todos los Santos y Fieles Difuntos. Así nació un sincretismo cultural: lo prehispánico no desapareció, sino que se adaptó. Las ofrendas indígenas se mezclaron con cruces, imágenes de santos y rezos católicos.
Esta fusión explica por qué hoy encontramos altares que incluyen tanto retratos familiares como crucifijos, veladoras y flores. Es un reflejo de la historia mexicana: resistencia cultural envuelta en fe.

¿Qué significado tiene el Día de los Muertos?
El significado del Día de los Muertos radica en celebrar la vida a través de la memoria. No se trata de llorar ausencias, sino de sonreír por los recuerdos compartidos. Cada elemento de la celebración tiene un valor simbólico:
- El altar de muertos: espacio sagrado donde se coloca la ofrenda. Puede tener varios niveles que representan el cielo, la tierra y el inframundo.
- Las ofrendas: incluyen la comida favorita del difunto, agua para calmar su sed en el viaje, sal como símbolo de purificación, velas que iluminan el camino y flores de cempalsúchitl que guían con su color y aroma.
- Las calaveras: de azúcar, chocolate o amaranto, representan la capacidad de reírnos de la muerte.
- El copal y el incienso: purifican el espacio y facilitan la conexión espiritual.
- El pan de muerto: con su forma de huesos cruzados, es uno de los elementos más esperados en cada mesa.
Cada familia adapta la tradición a su estilo. En algunas regiones se incluyen tamales, atole o bebidas locales; en otras, se adornan panteones con música y veladas nocturnas.
Trascendencia cultural
El Día de los Muertos ha trascendido fronteras. En 2008, la UNESCO lo reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que reforzó su papel como símbolo de identidad mexicana.
En el mundo contemporáneo, esta tradición aparece en películas como Coco o Spectre (James Bond), en desfiles multitudinarios en la Ciudad de México y en festivales internacionales.
Pero más allá del espectáculo, lo que mantiene viva la festividad es la práctica íntima, en los hogares. Es ahí, en el silencio de un altar familiar, donde se conserva la esencia: recordar a los seres queridos y reafirmar que seguimos unidos a ellos.
Comparado con Halloween, que en muchos lugares se centra en el disfraz y la diversión, el Día de los Muertos es profundamente espiritual y comunitario. Aunque ambas celebraciones coinciden en fechas, el mensaje es diferente: en México se celebra el lazo eterno entre vivos y muertos.
La repostería en la ofrenda
Uno de los aspectos más dulces de esta tradición es la presencia de los postres. Desde las calaveritas de azúcar hasta el pan de muerto, los dulces representan cariño y alegría.

Y aunque no es lo más tradicional, cada vez más familias incorporan postres modernos en sus altares. Una tarta de queso decorada con flores de cempalsúchitl comestibles o con pequeños detalles de chocolate puede convertirse en un gesto simbólico hacia un ser querido que disfrutaba de ese sabor.
La gastronomía se adapta, y en ello reside la fuerza de esta tradición: siempre viva, siempre cambiante, siempre abierta a sumar nuevas formas de recordar.
El Día de los Muertos es un recordatorio de que la vida se honra en la memoria. Cada flor, cada vela, cada platillo colocado en la ofrenda es una forma de decir “no te olvido”. Es una festividad que ha resistido siglos, adaptándose y reinventándose sin perder su esencia: la unión de las familias y el respeto por los que partieron.
Preguntas frecuentes sobre el Día de los Muertos
- ¿Por qué se usan flores de cempalsúchitl en los altares?
Se cree que su color amarillo y su aroma guían a las almas de regreso al mundo de los vivos.
- ¿Qué diferencia hay entre el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos?
El 1 de noviembre se dedica a los niños y santos, mientras que el 2 de noviembre está enfocado en los adultos difuntos.
- ¿Es obligatorio poner todos los elementos en la ofrenda?
No. Cada familia decide qué incluir. Lo importante es el recuerdo y la intención detrás del altar.
- ¿Qué bebidas suelen colocarse en las ofrendas?
Agua, café, atole, pulque, tequila o la bebida favorita del difunto.
- ¿Qué estados de México tienen celebraciones más destacadas del Día de los Muertos?
Destacan Michoacán, Oaxaca, Puebla, Yucatán y la Ciudad de México, cada uno con variantes muy particulares.
Fuentes de información
- Gobierno de México – INAFED: Día de Muertos, tradición mexicana que trasciende en el tiempo
- Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): El origen del Día de Muertos
- UNESCO – Día de Muertos, Patrimonio Cultural Inmaterial

Soy Valeria Scavia, fundadora de la empresa Tarta de Queso. La repostería siempre ha sido una pasión para mi y la hora del postre el momento más esperado también. Pude dar inicio a este sueño, que empezó como un pequeño emprendimiento y que con suerte, se va convirtiendo en algo más. Emprender es como una montaña y rusa, con subibajas, no es fácil, pero vale 100% la pena. Vamos por más!














